A todos aquellos superando un desamor:
Hola, ¿qué tal? ¿Estáis pensando en esa persona? Lo imaginaba. Y es que llegas a ese punto en el que no sabes si no te lo puedes sacar de la cabeza por amor o por costumbre. ¿Y si te has acostumbrado a quererle? Eso si que da miedo, la posibilidad de no encontrar nada más interesante en lo que pensar.
Pero todo, afortunadamente en algunos casaos, tiene su fin. Llega un día en el que la obsesión compulsiva por revivir momentos o por pensar en todos los "y sis..." absurdos que pudieron suceder se acaba. Ese día admites que formó parte de tu vida, sí, pero que también tienes derecho a que no sea un fantasma presente a lo largo de todo el camino. Al fin y al cabo si él te acompaña a ti pero tu no existes para él no merece la pena.
Abres los ojos y te das cuenta de que puede que exista otra persona ahí fuera que te puede hacer más feliz. O que la soledad elegida es más disfrutable que la añoranza constante. Pero todo esto llega cuando te cansas de aferrarte a algo que ya no está. Cuando te ríes de todo el tiempo que has malgastado dando forma a un recuerdo.
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